La verdad es que casi no recuerdo qué edad tenía cuando me enseñaron mis primeras palabras en inglés. ¿Siete? ¿Ocho quizás? De cualquier manera, en ese entonces le hacían clases a mi mamá, pero estoy segura que fue ahí (con las palabras más básicas) cuando empecé a pensar el mundo de una manera tan abierta y accesible que creo nunca hubo vuelta atrás.

Ya un poco más grande, me tocó a mí, y no nos dimos cuenta cuando sus clases particulares de inglés como apoyo a las que tenía en el colegio se convirtieron en algo mucho más valioso que eso. Entre medio de la frustración y la ansiedad presente al enfrentar este nuevo idioma, el contar con personas tan motivadas por acompañarme y explotar habilidades que ni yo sabía que tenía tuvo un impacto profundo en mi relación con el Inglés.

Su determinación me dio seguridad, y apenas con 16 años, me ayudaron a ganar una beca para estudiar 6 meses en Auckland (Nueva Zelanda) y lo que sería mi primera oportunidad real para poner en práctica todo. Hoy tengo 23, y hace unos meses volví a Chile después de vivir mi segundo intercambio, esta vez en Sydney (Australia), donde hice amigos de Alemania, Inglaterra, India y Brasil, escribí informes universitarios, expuse frente a clases completas y hasta me sorprendí tomando una clase de Creative Writing. 

Me da risa pensar que nunca había considerado tener clases online hasta que acepté que no podía confiar en nadie más que ustedes para ayudarme a enfrentar el temido IELTS. Pero en ciudades distintas, la decisión se tomó sola. Se sintió igual que siempre, los puntajes superaron todas mis expectativas y puedo decir con orgullo que mientras estudiaba en Australia más de un par de personas (incluyendo profesores) me preguntaron dónde había aprendido inglés. Lo que es ahora, no importa si estoy acá o en Antártica, no puedo esperar para preparar mi siguiente desafío con ustedes.